Nuestra cofradía

Nuestra Cofradía


Nuestra cofradía es antigua y gran parte del patrimonio escrito se ha perdido a lo largo de los años. Pero la tradición oral ha persistido y algunos cofrades han conseguido rememorar una parte de nuestra historia. En este caso nuestro cofrade D. José Antonio Arribas nos va acontar lo que el reecuerda y lo que ha ido escuchando a lo largo de los años

Nuestra Historia


Buscar las raíces de nuestra Cofradía es una tarea difícil debido a las sucesivas restauraciones habidas. Cada vez fueron desapareciendo todo tipo de libros y archivos, siendo en el año 1970 cuando se hizo la última y desaparece definitivamente toda la historia documentada que existía. Y no solamente se perdió el archivo, también se perdió nuestro patrimonio. Que yo recuerde se perdió la Virgen del Caño, una magnífica talla románica de madera policromada no muy bien conservada pero de gran valor artístico. Perdimos una Sagrada Familia de la cual solo recuerdo que era muy pequeña de estatura y tenía una policromía muy oscura. La imagen de San Esteban, el titular de la Iglesia, el cual nos le cambiaron por uno de escayola.

Del que si me acuerdo perfectamente es de San Cornelio. Una imagen gótica de madera policromada y en perfecto estado, una imagen de gran tamaño, mitrado y con una altura superior al metro, incluyendo la mitra de Obispo con un gran báculo bañado en plata. También perdimos una Virgen del Carmen de tamaño un poco más grande que la actual también en madera policromada. ¿Dónde fueron a parar estas imágenes? Después de mucho indagar he llegado a la conclusión de que se encuentran en manos privadas decorando el salón de algún coleccionista, dándolas totalmente por perdidas aunque los sanmigueleños que no somos tan jóvenes no nos resignamos a ello.

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También una gran lámpara de aceite de bronce con dorados que representaban un águila real sosteniendo con el pico el gran plato donde se colocaban las lamparillas. Por eso, a esta Iglesia bien podríamos llamarla la de los Expolios. ¿Porqué se salvó del expolio la imagen de la Virgen de Fuenlabradilla?. Hay una leyenda popular en la cual aseguran que no se salvo del expolio simplemente cambió de sitio y de nombre pues se cree que está en el Monasterio de la Fuencisla y es la actual Patrona de Segovia. A cambio nos dieron una imagen a la cual adoramos pero todo ello lleno de enigmas. Se trata de una imagen de estilo gótico con un niño de estilo románico a juzgar por la curvatura de la mano y los tres dedos apuntando al cielo alusivos a las tres personas de la Santísima Trinidad. Gracias a su restauración hoy podemos presumir de una imagen de gran valor artístico y más valor sentimental. Fundación de la Cofradía Parece ser que la Cofradía ya se fundó a principios del siglo XIX o finales del XVIII, que es cuando se cree que la ermita fue despojada de todas las imágenes, siendo cofrades solo las personas que vivían en el barrio de Arriba. Poca o nula documentación tenemos para poder afirmarlo. Lo que sí es verdad contundente es que hace aproximadamente noventa años que se casó mi abuelo materno y ese mismo año su hermano Vicenciano Sanz fue Mayordomo. También mi abuelo paterno fue Mayordomo pero nadie sabe exactamente cuándo. Murió en el año 1932 a la edad de 62 años, por lo tanto ya sí sabemos que la Cofradía viene de muy atrás. Dicha Cofradía quedó disuelta en tiempos del Gobierno de la República por la prohibición de todo tipo de actos religiosos, volviéndose a refundar en el año 1942 teniendo derecho a ser cofrades todos los habitantes del pueblo.

La Cofradía agradece todos los datos que nos puedan aportar. Nosotros seguiremos trabajando.

Así suena el Patrimonio de la Humanidad en Valladolid



¡Tolón, tolón! Una de las dos campanas de la iglesia de San Esteban en la localidad de San Miguel del Arroyo tañe con fuerza tras ser impulsada por dos de sus vecinos. El sonido producido por el toque manual ha sido reconocido como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco atendiendo a la demanda de varios colectivos desde Hispania Nostra, Campaners d’Albaida, y el Museu Internacional del Toc Manual de Campanes, y MitMac, en nombre y representación de todos los campaneros y campaneras de España.
En varios rincones de la provincia de Valladolid siguen sonando de forma manual como es el caso de esta pequeña localidad de apenas 700 habitantes donde el silencio de una fría mañana otoñal lo rompía el tañido de las campanas para celebrar este reconocimiento mundial, a petición de este diario y  ante la aparente sorpresa de muchos vecinos que salían a la calle para preguntar el motivo de este sonido tan característico del paisaje sonoro de los municipios. 
En la actualidad perviven más de treinta modos diferentes de toque manual de campanas, un lenguaje sonoro que ha servido como medio de expresión y comunicación, cumpliendo una serie de funciones sociales, desde el intercambio de información hasta la coordinación, la protección y la cohesión. Los mensajes codificados que se transmiten a través de los distintos tañidos son reconocidos por las distintas comunidades y contribuyen a estructurar la vida local. Con un amplio repertorio de formas y técnicas, tanto en el ámbito religioso como en el civil, los toques de campana han regulado multitud de aspectos de la vida festiva, ritual, laboral y cotidiana en todo el territorio español. La protección de este lenguaje por la UNESCO, aprobado en una reunión en Rabat, pone en valor y asegura la continuidad de esta tradición común, compartida entre los diversos pueblos de España. Además, contribuye a proteger unos sistemas de comunicación, casi siempre únicos, al borde de la extinción por la falta de campaneros, figura fundamental para salvaguardar esta práctica ancestral. Es la decimonovena manifestación de de esta índole que suma España.
 
El sonido a Patrimonio Inmaterial de la Humanidad suena con fuerza en San Miguel del Arroyo principalmente en una celebración, en la víspera del domingo de Pentecostés, cuando festejan en honor a la Virgen de Fuenlabradilla. Es una de las tradiciones que pervive con el paso de los años y que consiste en que las campanas de la iglesia de San Esteban suenen durante casi un día completo: «Se inicia a las cinco de la tarde del sábado hasta las 12.00 horas del domingo», indican. Es una tradición que tuvo como origen una disputa entre vecinos: «Según cuentan los mayores viene la tradición de la rivalidad entre los barrios. La diócesis de arriba pertenece a Segovia y abajo a Valladolid, era tradición que los de abajo cortaban las calles con carros y los de arriba tocaban la campana para que no pudieran dormir por la noche y las volteaban toda la noche», indica Jesús Serrano, secretario de la Cofradía de Fuenlabradilla, que cuenta con 43 cofrades y que mantiene viva esta práctica en la localidad. «Salvo en los dos años de pandemia, ahora viene una cuadrilla, se toma algo y sube un rato al campanario, y luego vienen otros y están otro rato. La gente lo ve como normal  -durante la fiesta- y la puerta está abierta, incluso para menores de 18 años, aunque con una autorización», subraya Serrano.
Las campanas comienzan a instalarse, según recoge la publicación ‘La campana. Patrimonio sonoro y lenguaje tradicional’, a partir del  siglo V cuando dicho instrumento empieza a instalarse en los templos cristianos, ya fuera en pequeñas espadañas o en los propios muros. Tradicionalmente, se atribuye la autoría de tal disposición a San Paulino de Nola, aunque no gozará del respaldo oficial de la Iglesia hasta el año 604, momento de la aprobación del Papa Sabiniano, quien ordena que se toquen las campanas para que los fieles sepan cuando se cantan en el templo las horas canónicas. La citada publicación que firman José Luis Alonso Ponga y Antonio Sánchez del Barrio, dentro de la colección Quintana en Urueña, destaca que a lo largo del siglo VIII se generaliza la práctica del toque de campanas, para llegar, en la siguiente centuria, a la difusión casi total de la misma con, al menos, una campana –signum en el lenguaje de la época– por parroquia.
En los siglos XII y XIII, con la construcción de grandes campanarios, que en origen se habían levantado como torres de defensa de las iglesias, comienza la fundición de campanas de mayores dimensiones, cuya técnica de elaboración de desarrolla sobre todo en los siglos siguientes merced a los nuevos procedimientos ensayados antes para cañones y otros artefactos militares. A partir del siglo XV, las formas de las campanas quedan prácticamente establecidas. La villa de Urueña alberga un museo de campanas con más de una veintena de estos elementos tan característicos.
Un tañido sin secreto aparente para practicar ese volteo de la campana, aunque como reconoce el cofrade Fernando del Río «hay que tener maña, y darle y darle. La juventud es la que tira fuerte», porque el peso de la campana se multiplica por cientos de kilos.
Aunque reconocen que «el encanto» del toque manual es algo que está en peligro por el cambio hacia la automatización de las mismas: «Sería una pena que se perdiera», indica Del Río, algo que comparte Jesús Serrano: «Ahora mismo te das cuenta que cuando suenan las campanas todo el mundo está diciendo qué que pasa». Son toques con diferentes significados sean a muerto, de tormenta, de arrebato, de Ángelus o de repique, por citar algunos modos. Ni siquiera la despoblación ha silenciado este ‘modus operandi’ que pervive en los pueblos y también en las ciudades perteneciendo a su identidad y a su patrimonio cultural.

 ARRANZ  D. M. (7 DE DICIEMBRE DE 2022). Así suena el patrimonio de la humanidad en Valladolid. Diario de Valladolid. Así suena el Patrimonio de la Humanidad en Valladolid (elmundo.es)

 

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